El título de este artículo nos lleva a definir necesariamente de que hablamos cuando se toca el tema del emprendimiento. Entendemos al emprendedor como una persona creadora, comprometida con su contexto histórico e interesada en hacer que “pasen cosas”, es decir un develador de nuevos mundos. En el ámbito empresarial, lo consideramos como un gestor de negocios y empresas, capaz de modificar, con sus emprendimientos, los hábitos y comportamientos habituales de la sociedad. De esta forma un emprendimiento es una actividad realizada por una persona (el emprendedor) con la cual genera cambios en las relaciones y formas de hacer en el ámbito del emprendimiento (el que puede ser social, cultural, político, económico, etc.)
Surge la pregunta, ¿porqué se habla tanto del emprendedor y su importancia?. Visualizamos al emprendedor como un actor más dentro de una enmarañada red de relaciones sociales, económicas, políticas y culturales, y como tal tiene “algo” que hacer o decir dentro de ese contexto. Ahora bien, en este mismo sentido aparecen nuevas preguntas, ¿cual es el rol del emprendedor dentro de la sociedad?, ¿espera la sociedad una actitud específica de los emprendedores? o simplemente se transforma en un grupo de espectadores pasivos ante quienes supuestamente debieran hacer algo (un emprendimiento).
Consideramos que el emprendedor tiene un “mandato social” de realizar acciones que permitan generar nuevos espacios, ya sean estos comerciales, de discusión, sociales o políticos. Esto porque la mayoría de las personas presenta temores frente a la incertidumbre de una actividad independiente, surgiendo con fuerza todos los miedos de la sociedad. Dicho de otra forma, ¿sería capaz de caminar el bebe si no le perdiera el miedo al golpe de la caída?. En este sentido, sin miedo no existe incentivo para la superación, considerando obviamente al miedo como el justo grado de temor, respeto, cautela frente a lo desconocido y no como un miedo opresor y coercitivo. De esta forma el emprendedor sí cumple una función social, ya que es el llamado por la sociedad para ser el verbo, la acción, el atreverse y generar de esta forma un espacio de apertura en el que los seguidores se puedan mover con más libertad y holgura.
Retomando nuestro tema central. ¿qué debe hacer el emprendedor?. Permanentemente debe tener puestos todos sus sentidos en la detección de necesidades no resueltas e incluso no descubiertas o declaradas por los consumidores o clientes, de forma tal de estructurar ofertas que no sean respuestas o mejoras a lo existente, sino más bien nuevas propuestas que cambien en algún sentido la forma de vivir o relacionarse. De esta forma se genera una dinamización social al ofrecer un producto, servicio o espacio nuevo, el cual en una primera instancia no está regido por los paradigmas tradicionales.

El emprendedor y los estados de ánimo en Valparaíso

Un aspecto importante dice relación con el estado de ánimo de la sociedad necesario para que surjan nuevos emprendimientos. Estamos conscientes que en períodos con altas tasas de desempleo, la sociedad se ve sumida en un estado de ánimo de resignación, desesperanza, desconfianza, temor, etc. De esta forma, la sociedad se mueve entre esos referentes, lo que no nos permite mirar hacia delante o si logramos hacerlo sólo vemos un futuro negro. En economía, una variable importante a considerar son las expectativas de los agentes económicos, las que condicionan el comportamiento actual en pos de la predicción de un futuro próximo. Así, si los agentes económicos ven, o creen ver, un futuro auspicioso estarán más proclives a consumir, realizar inversiones, etc. Por el contrario, si se espera un futuro en crisis, estos agentes se contraen, disminuyendo el consumo y la inversión en pos de resguardarse de los tiempos esperados.
En este contexto, ¿cómo incorporamos al emprendedor en este panorama?. Por definición lo visualizamos como un agente económico distinto, capaz de construir redes de apoyo, de innovar, de atreverse y principalmente lo vemos como un generador de confianza, y es este punto el fundamental para lograr vencer el estado de ánimo que consume a la sociedad en tiempos de crisis, la confianza.
El significado de la palabra confianza apunta a “la esperanza firme que se tiene en una persona o cosa” y en ese entendido, cuando la sociedad se ve sumida en la desesperación y la angustia, necesita alguien en quien confiar, y este alguien puede ser el gobierno a través de señales claras en cuanto a política económica, los empresarios a través de nuevas inversiones e incluso los privados, pero una señal realmente palpable y efectiva a nivel social es la visualización de una acción de emprendimiento basada en las insatisfacciones surgidas en los tiempos de crisis. Que mejor emprendedor que aquel que transforma la crisis en una oportunidad de crecimiento.
Entonces, si consideramos a la sociedad como un grupo de agentes económicos racionales, buscadores de la maximización de sus beneficios y que basan sus decisiones en criterios de riesgo-rentabilidad, ¿sería posible pedirle a todos los agentes económicos que asuman el riesgo de confiar?. En este momento consideramos que esa apuesta es el mejor camino para la reactivación, la que obviamente puede y debe ser apoyada por el estado con sus medidas económicas, pero no se debe esperar esas decisiones para comenzar a emprender.
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Anonymous Anónimo]]>
Pero muy bien, eres un gran modelo a seguir!!!
Felicitaciones]]>
Anonymous Anónimo]]> »]]>
Pablo Reyes: DE EMPRENDEDORES Y EMPRENDIMIENTOS

lunes, mayo 16, 2005

DE EMPRENDEDORES Y EMPRENDIMIENTOS

El título de este artículo nos lleva a definir necesariamente de que hablamos cuando se toca el tema del emprendimiento. Entendemos al emprendedor como una persona creadora, comprometida con su contexto histórico e interesada en hacer que “pasen cosas”, es decir un develador de nuevos mundos. En el ámbito empresarial, lo consideramos como un gestor de negocios y empresas, capaz de modificar, con sus emprendimientos, los hábitos y comportamientos habituales de la sociedad. De esta forma un emprendimiento es una actividad realizada por una persona (el emprendedor) con la cual genera cambios en las relaciones y formas de hacer en el ámbito del emprendimiento (el que puede ser social, cultural, político, económico, etc.)
Surge la pregunta, ¿porqué se habla tanto del emprendedor y su importancia?. Visualizamos al emprendedor como un actor más dentro de una enmarañada red de relaciones sociales, económicas, políticas y culturales, y como tal tiene “algo” que hacer o decir dentro de ese contexto. Ahora bien, en este mismo sentido aparecen nuevas preguntas, ¿cual es el rol del emprendedor dentro de la sociedad?, ¿espera la sociedad una actitud específica de los emprendedores? o simplemente se transforma en un grupo de espectadores pasivos ante quienes supuestamente debieran hacer algo (un emprendimiento).
Consideramos que el emprendedor tiene un “mandato social” de realizar acciones que permitan generar nuevos espacios, ya sean estos comerciales, de discusión, sociales o políticos. Esto porque la mayoría de las personas presenta temores frente a la incertidumbre de una actividad independiente, surgiendo con fuerza todos los miedos de la sociedad. Dicho de otra forma, ¿sería capaz de caminar el bebe si no le perdiera el miedo al golpe de la caída?. En este sentido, sin miedo no existe incentivo para la superación, considerando obviamente al miedo como el justo grado de temor, respeto, cautela frente a lo desconocido y no como un miedo opresor y coercitivo. De esta forma el emprendedor sí cumple una función social, ya que es el llamado por la sociedad para ser el verbo, la acción, el atreverse y generar de esta forma un espacio de apertura en el que los seguidores se puedan mover con más libertad y holgura.
Retomando nuestro tema central. ¿qué debe hacer el emprendedor?. Permanentemente debe tener puestos todos sus sentidos en la detección de necesidades no resueltas e incluso no descubiertas o declaradas por los consumidores o clientes, de forma tal de estructurar ofertas que no sean respuestas o mejoras a lo existente, sino más bien nuevas propuestas que cambien en algún sentido la forma de vivir o relacionarse. De esta forma se genera una dinamización social al ofrecer un producto, servicio o espacio nuevo, el cual en una primera instancia no está regido por los paradigmas tradicionales.

El emprendedor y los estados de ánimo en Valparaíso

Un aspecto importante dice relación con el estado de ánimo de la sociedad necesario para que surjan nuevos emprendimientos. Estamos conscientes que en períodos con altas tasas de desempleo, la sociedad se ve sumida en un estado de ánimo de resignación, desesperanza, desconfianza, temor, etc. De esta forma, la sociedad se mueve entre esos referentes, lo que no nos permite mirar hacia delante o si logramos hacerlo sólo vemos un futuro negro. En economía, una variable importante a considerar son las expectativas de los agentes económicos, las que condicionan el comportamiento actual en pos de la predicción de un futuro próximo. Así, si los agentes económicos ven, o creen ver, un futuro auspicioso estarán más proclives a consumir, realizar inversiones, etc. Por el contrario, si se espera un futuro en crisis, estos agentes se contraen, disminuyendo el consumo y la inversión en pos de resguardarse de los tiempos esperados.
En este contexto, ¿cómo incorporamos al emprendedor en este panorama?. Por definición lo visualizamos como un agente económico distinto, capaz de construir redes de apoyo, de innovar, de atreverse y principalmente lo vemos como un generador de confianza, y es este punto el fundamental para lograr vencer el estado de ánimo que consume a la sociedad en tiempos de crisis, la confianza.
El significado de la palabra confianza apunta a “la esperanza firme que se tiene en una persona o cosa” y en ese entendido, cuando la sociedad se ve sumida en la desesperación y la angustia, necesita alguien en quien confiar, y este alguien puede ser el gobierno a través de señales claras en cuanto a política económica, los empresarios a través de nuevas inversiones e incluso los privados, pero una señal realmente palpable y efectiva a nivel social es la visualización de una acción de emprendimiento basada en las insatisfacciones surgidas en los tiempos de crisis. Que mejor emprendedor que aquel que transforma la crisis en una oportunidad de crecimiento.
Entonces, si consideramos a la sociedad como un grupo de agentes económicos racionales, buscadores de la maximización de sus beneficios y que basan sus decisiones en criterios de riesgo-rentabilidad, ¿sería posible pedirle a todos los agentes económicos que asuman el riesgo de confiar?. En este momento consideramos que esa apuesta es el mejor camino para la reactivación, la que obviamente puede y debe ser apoyada por el estado con sus medidas económicas, pero no se debe esperar esas decisiones para comenzar a emprender.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Anda tío, que haces de too

Pero muy bien, eres un gran modelo a seguir!!!
Felicitaciones

5/12/2006 7:56 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Very cool design! Useful information. Go on!
»

8/22/2006 11:41 a. m.  

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