Después de mucho tiempo formando Emprendedores y escuchando en la conversación del sentido común del sector público acerca de la necesidad de formarlos, quisiera abrir algunas conversaciones.

Cuando desde el estado se abre la conversación del emprendimiento muy pocos saben de que hablan. Hablan quizas de la creación de negocios, de microempresas de susbsitencia, de una alternativa al empleo tradicional, pero en realidad, si llevamos la conversación a quienes operacionalizan la bajada de los instrumentos de fomento en los territorios, la verdad es que no tienen idea de lo que están hablando (quizas muy pocos).

Porqué me atrevo a tirar semejante juicio. He visto en innumerables ocasiones, como el emprendimiento se apoya con capitales semilla, capacitaciones, asesorías, etc. y NUNCA (o casi) en el trabajo con el emprendedor en si. Es decir, cuando hablan del emprendimiento, olvidan descuadradamente al centro del tema, que es la persona emprendedora. Entonces, no es de extrañarse que algunos servicios públicos que "fomentan el emprendimiento" consideren en sus programas 15 horas para fortalecer "habilidades de emprendimiento". La verdad, para una persona que quiere emprender, y que en muchos casos tiene un contexto no muy favorable, no tiene grandes redes, un bajo nivel de formación, una formación occidental cartesiana y un estado emocional de mierda, 15 horas son una burla... quizas logre ver algo, aitzbar que sus comportamientos no la llevarán al éxito, pero "fortalecer sus habilidades emprendedoras" nada.

Lo peor es que cuando he instalado esta conversación con mis interlocutores públicos, aparece casi como una instancia "esotérica". Preocuparse de la persona es algo menor, "blando", necesitamos competencias duras. Entonces me pregunto. ¿De que sirve que la Sra. Juanita sepa calcular los costos de su panadería, si no tiene cuerpo para cobrarle a aquellos a los cuales les fía?. ¿Es menor esa competencia?, ¿es secundaria?. Me parece central.


En este momento esa es mi apuesta. Como dice
Fernando Flores, transformar prácticas marginales en centrales. Traer al centro de la formación la preocupación por la persona que emprende y no por sus conocimientos. Si instalamos la capacidad de aprender, el estado de ánimo de ambición la conciencia integral y una que otra metacompetencia (capacidad de escuchar, las desarrolladas en CEFE, etc.), no me cabe la menor duda que los emprendimientos que financia el estado tendrían otro impacto.

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Blogger Omar Cid Maureira]]>
Pablo Reyes: EL ESTADO DE ANIMO DEL EMPRENDEDOR

miércoles, julio 04, 2007

EL ESTADO DE ANIMO DEL EMPRENDEDOR


Después de mucho tiempo formando Emprendedores y escuchando en la conversación del sentido común del sector público acerca de la necesidad de formarlos, quisiera abrir algunas conversaciones.

Cuando desde el estado se abre la conversación del emprendimiento muy pocos saben de que hablan. Hablan quizas de la creación de negocios, de microempresas de susbsitencia, de una alternativa al empleo tradicional, pero en realidad, si llevamos la conversación a quienes operacionalizan la bajada de los instrumentos de fomento en los territorios, la verdad es que no tienen idea de lo que están hablando (quizas muy pocos).

Porqué me atrevo a tirar semejante juicio. He visto en innumerables ocasiones, como el emprendimiento se apoya con capitales semilla, capacitaciones, asesorías, etc. y NUNCA (o casi) en el trabajo con el emprendedor en si. Es decir, cuando hablan del emprendimiento, olvidan descuadradamente al centro del tema, que es la persona emprendedora. Entonces, no es de extrañarse que algunos servicios públicos que "fomentan el emprendimiento" consideren en sus programas 15 horas para fortalecer "habilidades de emprendimiento". La verdad, para una persona que quiere emprender, y que en muchos casos tiene un contexto no muy favorable, no tiene grandes redes, un bajo nivel de formación, una formación occidental cartesiana y un estado emocional de mierda, 15 horas son una burla... quizas logre ver algo, aitzbar que sus comportamientos no la llevarán al éxito, pero "fortalecer sus habilidades emprendedoras" nada.

Lo peor es que cuando he instalado esta conversación con mis interlocutores públicos, aparece casi como una instancia "esotérica". Preocuparse de la persona es algo menor, "blando", necesitamos competencias duras. Entonces me pregunto. ¿De que sirve que la Sra. Juanita sepa calcular los costos de su panadería, si no tiene cuerpo para cobrarle a aquellos a los cuales les fía?. ¿Es menor esa competencia?, ¿es secundaria?. Me parece central.


En este momento esa es mi apuesta. Como dice
Fernando Flores, transformar prácticas marginales en centrales. Traer al centro de la formación la preocupación por la persona que emprende y no por sus conocimientos. Si instalamos la capacidad de aprender, el estado de ánimo de ambición la conciencia integral y una que otra metacompetencia (capacidad de escuchar, las desarrolladas en CEFE, etc.), no me cabe la menor duda que los emprendimientos que financia el estado tendrían otro impacto.

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1 Comments:

Blogger Omar Cid Maureira said...

Me parece..estoy de acuerdo con usted.

7/05/2007 9:34 p. m.  

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