En este último año, he participado en muchas de las conversaciones de futuro de Valparaíso. Algunas bastante visibles otras un poco más ocultas, pero de una u otra forma he llegado al convencimiento que (más allá de lo evidente) en Valparaíso están pasando cosas. Me ha tocado estar en la formulación del componente productivo del crédito BID, en el diseño del programa de dignificación del comercio ambulante, en el diseño de la intervención del Barrio Puerto, en cooperación internacional y asesorando a empresas y organizaciones con proyectos de impacto a nivel local y en todas esas conversaciones escucho un nuevo y poderoso estado de ánimo, que se va traduciendo en nuevas formas de pararse frente a la ciudad, en ganas de hacer algo, en ganas de cambiar, de crecer y de pasarlo mejor.

Hay un sólo punto que me hace ruido, y tiene que ver con el capital social en lo que respecta a las relaciones económicas en la ciudad. Desde una perspectiva económica, no sólo es necesario para establecer relaciones de confianza, sino, principalmente para gatillar procesos innovativos a través de la instalación de nuevas conversaciones, nuevas formas de conversar y miradas poderosas sobre lo local, sobre el espacio en que habitamos. En ese sentido, el desafío que queda tiene que ver con eso, con instalar nuevas conversaciones en Valparaíso que den cuenta de este nuevo estado de ánimo colectivo, y que lo use para potenciar los cambios que están sucediendo.

Creo, sin temor a equivocarme, que si este es el año cero, entre el tres y el cinco, Valparaíso tendrá otra cara, renovada, remozada, pero manteniendo y reforzando su identidad, que es la única forma en la cual todos los porteños nos sintamos arriba de este carro... siguiendo porteños.

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Pablo Reyes: VALPARAÍSO LA LLEVA

miércoles, septiembre 28, 2005

VALPARAÍSO LA LLEVA

En este último año, he participado en muchas de las conversaciones de futuro de Valparaíso. Algunas bastante visibles otras un poco más ocultas, pero de una u otra forma he llegado al convencimiento que (más allá de lo evidente) en Valparaíso están pasando cosas. Me ha tocado estar en la formulación del componente productivo del crédito BID, en el diseño del programa de dignificación del comercio ambulante, en el diseño de la intervención del Barrio Puerto, en cooperación internacional y asesorando a empresas y organizaciones con proyectos de impacto a nivel local y en todas esas conversaciones escucho un nuevo y poderoso estado de ánimo, que se va traduciendo en nuevas formas de pararse frente a la ciudad, en ganas de hacer algo, en ganas de cambiar, de crecer y de pasarlo mejor.

Hay un sólo punto que me hace ruido, y tiene que ver con el capital social en lo que respecta a las relaciones económicas en la ciudad. Desde una perspectiva económica, no sólo es necesario para establecer relaciones de confianza, sino, principalmente para gatillar procesos innovativos a través de la instalación de nuevas conversaciones, nuevas formas de conversar y miradas poderosas sobre lo local, sobre el espacio en que habitamos. En ese sentido, el desafío que queda tiene que ver con eso, con instalar nuevas conversaciones en Valparaíso que den cuenta de este nuevo estado de ánimo colectivo, y que lo use para potenciar los cambios que están sucediendo.

Creo, sin temor a equivocarme, que si este es el año cero, entre el tres y el cinco, Valparaíso tendrá otra cara, renovada, remozada, pero manteniendo y reforzando su identidad, que es la única forma en la cual todos los porteños nos sintamos arriba de este carro... siguiendo porteños.

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